LA HABANA, 01 Mar. 07 (ACI).-Elsa Morejón, esposa del prisionero de conciencia y activista pro-vida cubano Oscar Elías Biscet, lanzó un llamado urgente para que su esposo reciba asistencia médica y sea transferido del régimen carcelario de extrema severidad al que ha sido sometido por resistirse a colaborar con el régimen y renunciar a sus principios.
A través de una "Carta Abierta" dada a conocer por la agencia LiberPress, la esposa del Dr. Biscet denuncia la grave situación carcelaria del activista, condenado a 25 años por su lucha no violenta en defensa de los derechos civiles y su especial atención al derecho a la vida, como opositor al aborto y la pena de muerte, ambos legales en Cuba.
Biscet ha sido declarado prisionero de conciencia por Amnistía Internacional desde 1999. Fue puesto en libertad después de haber cumplido 3 años en prisión; pero por la firmeza de sus ideas, fue arrestado apenas un mes después, cuando se preparaba para reunirse con una delegación de activistas de derechos humanos de Matanzas.
El Dr. Biscet fue condenado en 2003 a 25 años de prisión por solicitar libertad, democracia y respeto a los derechos civiles.
Elsa Morejón revela en la carta que su esposo "sigue sometido a un régimen carcelario de mayor severidad, con visita familiar cada 3 meses y visita matrimonial cada 4 meses"; además, se encuentra en una celda sin cama, iluminación, ventilación ni silla para sentarse y es "sacado a tomar aire" una vez al mes.
Según la carta, el disidente pro-vida "depende de los antibióticos y medicamentos que puedan traerle sus familiares en las esporádicas visitas que le permite ese régimen carcelario aberrante que viola todas las convenciones internacionales en la materia".
La misiva de Elsa Morejón reproduce párrafos de una carta que su esposo le envió: "Cumplir una condena es muy difícil para los reos, más aún para un hombre de paz al que recluyeron por el ejercicio de su libertad de pensamiento".
"Durante el transcurso de estos años de cárcel –sigue la misiva– he estado viendo cosas ignominiosas que no puedo pormenorizarte con mis palabras por lo perversas que son y atentan contra las buenas costumbres de una sociedad civilizada. A pesar de esta difícil situación no me amilano ni doy un paso atrás en mi pensamiento (...) cumpliré esta injusta condena hasta que el Dios altísimo ponga fin a ella".