sábado, 10 de noviembre de 2007

La condecoración del Dr. Oscar Elías Biscet

Por Lincoln Díaz-Balart

LiberPress/ Diario las Américas - Noviembre de 2007- Fue muy emocionante estar presente en la ceremonia en la que el Presidente George W. Bush le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad al Dr. Oscar Elías Biscet.
El Presidente Bush le envió sus mejores deseos y el respeto del pueblo de Estados Unidos al pueblo de Cuba antes de comenzar sus palabras sobre el Dr. Biscet.
“Para la dictadura cubana el Dr. Biscet es un ‘hombre peligroso’,” dijo el Presidente. “Es peligroso de la misma forma en que Martin Luther King y Gandhi eran peligrosos. Biscet es un hombre de paz, un hombre de la verdad, y un hombre de fe. En cautiverio por la mayor parte de ocho años, él ha continuado personificando el coraje y la dignidad. Su ejemplo constituye el supremo rechazo para los tiranos y la policía secreta de un régimen cuyo día está pasando. El Dr. Biscet también es un hombre joven. Si Dios quiere, el pronto recobrará su libertad, como requiere la justicia. El merece ser reunificado con su esposa, Elsa, y con toda su familia. Y su patria merece ser libre. Cuando llegue ese día, los pueblos de Cuba y Estados Unidos estarán juntos como hombres y mujeres libres. Y la nación liberada honrará a un gran hombre de poderoso corazón, Oscar Elías Biscet.”
Estar en la ceremonia de condecoración con Yan Valdés Morejón fue un privilegio para mí. Yan es un joven cubano que no solo honra con su ejemplar conducta al Dr. Biscet, y a su madre, la heroína cubana que sirve de brazo derecho, guía e inspiración a Biscet, Elsa Morejón; Yan es un orgullo para toda Cuba. Yan le pidió permiso al Presidente Bush para subir al escenario, en el momento de la entrega de la condecoración, a Winnie Biscet, hija del Dr. Biscet – una joven cubana que también nos llena de orgullo. El Presidente Bush con mucho gusto accedió, y el momento de la entrega de la condecoración a Yan y Winnie fue realmente inolvidable. En ese momento pensé en todos los que han sufrido horrores por culpa de la tiranía desde 1959, pensé en los patriotas cubanos que tuvieron que morir en el exilio, pensé en los que siguen sufriendo en las ergástulas del tirano por soñar en la libertad para la patria de Maceo y de Marti. Y sentí, fuertemente, que la libertad de Cuba es inevitable.
Le estoy profundamente agradecido al Presidente George W. Bush por haberle otorgado la Medalla Presidencial de la Libertad, la más alta condecoración que un Presidente de Estados Unidos puede otorgarle a un civil, al Dr. Oscar Elías Biscet. Al honrar al Dr. Biscet, el Presidente nos recordó la verdad de las palabras del Dr. Martin Luther King: “Una injusticia en cualquier parte es una afrenta a la justicia en todas partes”. Nos recordó que no se puede separar la libertad de la paz, porque nadie realmente puede estar en paz sin su libertad. Al reconocer a un hombre cuyo ejemplo y sufrimiento personifican el heroísmo de miles de hombres y mujeres que han luchado por la libertad de Cuba desde 1959 hasta hoy, el Presidente Bush honró a Estados Unidos, a su pueblo, y a la presidencia.