jueves, 24 de julio de 2008

Otro cumpleaños en cautiverio

Por Rogelia Castellón

LiberPress-CubaRepresión/ Diario Las Américas- lunes 21 de julio de 2008 - Nunca podremos entender cómo se pierde una patria. Por supuesto, muchos elementos son necesarios para apoderarse de un pueblo. En primer lugar, el engaño. Mentir todos los días. Hacerse el bueno. Llevar una paloma sobre el hombro y hablar mucho de proyectos salvadores de patria y de hombres.Repetir mucho a los que son libres, palabras capaces de hacerlos sentirse esclavos. Por ese camino se llega a la destrucción de todas las instituciones representativas de organismos legales, y a la forma de vivir con independencia. A la forma de vivir dentro de las leyes. Todo eso llega, porque ante tanto teatro y ante tantas promesas, las gentes, cierran los ojos y abren las puertas, para llegar al punto de la entrega, y por ahí, entran los tiranos para destruir la libertad y la democracia.Los cubanos, cayeron en la trampa. Cuando quisieron reaccionar, ya era tarde, quedaron entonces, en el silencio obligado, y en la asistencia masiva a las plazas, para apoyar al tirano. Para hacerlo amo. Solamente quedaron de pie frente a la ignominia, los hombres sacrificio. Los de la otra entrega. Los de dar la vida por la causa justa de la libertad. Los llegados en su empeño a las manos de los torturadores, a las cárceles y a los paredones, y gritaron al morir ¡Viva Cuba libre! ¡Viva Cristo Rey!Para comprender un poco todo esto, ahora mismo, cierra tus ojos y entra en un lugar, en el cual hay un hombre silencio. Su nombre es Oscar Elías Biscet. ¿Duerme o solamente tiene cerrados los ojos? Para dormir deben haber sueño y paz, la noche con todas sus estrellas, tener la mano del ser amado entre las tuyas y conservar en la boca el sabor del beso dado a los hijos al desearles una buena noche. Cuando cierra sus ojos para olvidar que no existen en su pedazo de noche ni sueños ni verdades. Cuando no sabe si del otro lado de la pared, ha terminado un día o ha comenzado una noche, porque no siente el paso del tiempo ni de la luz ni de una voz, entonces entra en un largo sopor, ya no puede pensar, recordar o sentir el dolor de la soledad.A Biscet, lo conozco hace mucho tiempo. Es mi amigo lejano, conocido por sus fotos. Para la amistad, ni el tiempo ni la distancia significan mucho. Puedo ser tu amiga, sin haberte conocido. Sólo debo creer en tus sueños y en tus ideales. Biscet, protestó en nombre de la vida. Protestó para salvar niños aún, por nacer. En Cuba, lo condenaron para encerrar las palabras de la verdad tras las rajas infamantes de una prisión castrista.Cuando este hombre no siente el paso del tiempo ni de la luz ni de una voz amiga, ya no puede recordar mucho, pero sabe en dónde está. Está en la oscuridad de una celda. Vive encerrado tras puertas que no permiten el paso de la vida. Nadie lo escucha. Cae de rodillas solo para orar, pero al mirar hacia arriba, no encuentra el cielo, el techo de la cárcel lo hace invisible, pero él, sabe de la existencia de Dios y mantiene su paz. Piensa en ese mismo hombre y en otros miles, buscadores de justicia y de libertad. Esos también son hombres entrega. Han dejado una mancha de sangre en un paredón, como un grabado para recordar en el futuro, la existencia de un pasado doloroso, y las generaciones venideras, puedan escuchar corriendo junto con la brisa las voces de los que gritaron con su ultimo aliento. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cuba libre!Las palabras no se han perdido, están allá, y cada noche recorren los campos de Cuba. No se borrarán nunca, porque representan el valor y la dignidad de hombres gritando la verdad mientras veían las balas avanzar, hasta entrar en sus pechos, hasta sentirlas penetrar en aquellos corazones cubanos. Todo eso sucedió ayer, pero hoy existe la misma represión, en las mismas cárceles, con las mismas leyes, con los mismos hombres.Hoy el heredero y su corte están de pie a la entrada del circo, comprando conciencias. ¡Entren, entren, al espectáculo más grande del mundo! Pasen a ver lo que sus abuelitas tenían y ustedes no conocen. Tenemos televisores, sin noticias, arroceras sin arroz, internet limitada, permisos de viaje para viajar sin dinero y ¡celulares! Todo a precio de FE. Todo pagadero en moneda americana. Existen algunas restricciones. ¿Volverán los cubanos a caminar por el camino del engaño? ¿Creerán en la misma paloma revoloteando sobre otro hombro? Hermano cubano, olvida el celular y las aguas prohibidas de tus playas cubanas y camina sobre las arenas, buscando un futuro digno. ¡Protesta y reclama!Pasa por el frente de una cárcel de tu pueblo y alza tu mano, para enviar un saludo al hombre prisionero atrapado por la fuerza de los que pueden vender su alma al Diablo, por un celular. Nuestro hermano prisionero no podrá ver tu mano, pero sentirá el batir de las alas de una mariposa, penetrando milagrosamente las paredes de la prisión para llevar un mensaje.¡Hermano Biscet, hoy es tu cumpleaños, y te recordamos!

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